lunes, 6 de abril de 2009

Cultura subvencionada: las opiniones

La necesidad de una nueva autocrítica
El análisis de Alejandro Fontenla
Desde un punto de vista conformista, podría decir que estas medidas aplicadas en Brasil son aceptables por la simple premisa de que "algo es algo, peor es nada". Pero en un sentido más crítico, diría que las iniciativas como estas constituyen acciones culturales aisladas, desintegradas de una política cultural de fondo, y por lo tanto efímeras.
En países como la Argentina y Brasil, los fenómenos de debilidad cultural están asociados a problemáticas sociales más duras, como lo son el crecimiento de la pobreza, la segmentación social, la exclusión y la inseguridad. Por lo tanto, estos problemas, desde el punto de vista educativo y cultural debieran abordarse con políticas de Estado, políticas de fondo y de largo plazo, como lo fueron en el pasado los planes de Sarmiento y Alberdi.
La política cultural moderna es un hecho relativamente nuevo, surgido a partir del fin de la Segunda Guerra, en el seno de las Naciones Unidas. En ese foro la dirigencia internacional propuso una serie de políticas destinadas a generar una conciencia antibélica, a través de un amplio proceso de democratización. Productos de esa autocrítica fueron el incremento en los niveles de educación, el reaprovechamiento del tiempo libre, un plan de urbanización acelerada, y un decidido avance en la socialización de las costumbres, apoyado en el poderoso desarrollo de las comunicaciones.
Este proceso, que culmina con la Declaración de los Derechos Humanos, en 1948, reformuló las relaciones entre Estado y cultura, y produjo notables avances.
Hoy, que el acceso a la cultura es tan limitado porque el grueso de la sociedad está encadenado a la subsistencia cotidiana, y en vista de los graves problemas del escenario social, sería necesaria una nueva autocrítica que provoque un apoyo decidido y constante a la educación y a la cultura.
Escritor. Master en Cultura Argentina

Lo hecho, lo que falta
El análisis de Lito Cruz
El gobierno brasileño acaba de anunciar una medida cultural que viene a reforzar la política que en ese sentido desarrolló hasta ahora. A la ley sobre los incentivos fiscales a las inversiones culturales se ha agregado la Bolsa Cultura.
Quienes trabajamos en y por la cultura, y creemos profundamente que constituye una política de Estado, no podemos más que sentir placer en que los fondos estatales sean invertidos en estos proyectos.
En plena crisis económica, pero más grave aun, en plena crisis de valores, apostar a que 12 millones de brasileños tengan acceso, quizás por primera vez, a un libro, una sala de cine o una sala de teatro, mediante el sobresueldo de 50 reales, es más que gratificante. Todos sabemos lo que estos eventos provocan en el desarrollo de la conciencia crítica y en el crecimiento del individuo en definitiva.
En nuestro país, no es poco lo que se logró en ese sentido: tenemos un Instituto de Cine fuerte, que destina gran parte de su recaudación a la creación de nuevas obras cinematográficas; tenemos nuestra Ley Nacional de Teatro, que financia a los trabajadores independientes de teatro y a las salas que sin su aporte no podrían de ninguna manera funcionar (y que son las que mantienen vivo el teatro allí donde "no es rentable"), entre otras apuestas a la cultura. Pero falta mucho más.
En la provincia de Buenos Aires, tenemos nuestro proyecto de Ley de Teatro Independiente, que esperemos pronto sea sancionado, y apostamos a propuestas teatrales que nos lleven a reconstruir la memoria histórica como El teatro y la Historia, la promoción de los grupos de teatro comunitario, el apoyo al teatro en las pequeñas localidades del interior, el incentivo a quienes desempeñan la difícil tarea de llevar la cultura hacia los más humildes, una apuesta a convocatorias regionales que lleven a la participación de todos los actores teatrales de la Provincia, el contragolpe teatral el 24 de marzo por la memoria y la justicia, la reapertura de la Sala Armando Discépolo de la Comedia de la Provincia de Buenos Aires, la puesta en valor del Anfiteatro del Lago de la ciudad de La Plata, entre otros.
En fin, todo lo que se haga a favor del desarrollo de la cultura y la creación de un público que pueda tener acceso a la misma es, desde ahora y siempre, bienvenido. Esperemos que éstas y otras medidas como la que acaba de tomar el equipo cultural en Brasil, sean tomadas y llevadas adelante por quienes tienen la capacidad de definir las políticas culturales de nuestras naciones americanas.
Actor. Director de La Comedia de la Provincia de Buenos Aires

Con necesidad de control
El análisis de Silvia Analía Cuomo
La idea, en sí misma, aparece como muy atractiva. Siempre lo es algo que abra la cultura a todos los sectores. Y mucho más si se trata de esos sectores que, en estas condiciones, no puede acceder a fenómenos culturales.
El contacto cotidiano con adolescentes en su formación escolar y en establecimientos públicos, me permite conocer que muchos de esos chicos prefieren o, a veces, directamente, necesitan, gastar el poco dinero que llega a sus manos en ropa o zapatillas. Para ellos, eso "es así", "está bien" y, en la enorme mayoría de los casos, es la única chance que tienen. Y en otras ocasiones, por imperio del consumismo que nos invade, se dejan llevar por el cambio de celular, por el MP3 o por unas cuantas horas en un ciber.
Es por eso que no se plantean destinar algo de dinero a otras inquietudes. Es en esa búsqueda que una iniciativa como la que se plantea se torna más que interesante. Porque sería una excelente forma de darle continuidad a la siempre difícil tarea de educar, con videos, películas, libros o cualquier otra cosa que pueda sonarle atractiva a los chicos.
El hábito de lectura, tan perdido en los tiempos que corren, podría ser recuperado en parte si se estimula mediante planes de estas características.
Además, si cada persona tiene la posibilidad de elegir qué quiere leer, seguramente la lectura será mucho más agradable que aquella que viene forzada por cuestiones programáticas.
Eso sí, debería tener un control muy importante para evitar que el dinero en cuestión se volcara en otras cuestiones que, en el caso de los adolescentes, suenan más tentadoras.
En mi caso específico, baso más esta idea en los adolescentes, porque son con quienes convivo en forma cotidiana.
Pero queda claro que la iniciativa es claramente aplicable a todas las personas, sin importar su edad ni situación educacional, porque en todo caso, estos chicos de los que hablamos no son otra cosa que el fruto de la formación que se les brinda en sus familias en primer lugar, y en la escuela en segundo término.
Será difícil encontrar un adolescente con ganas de ponerse a leer un libro si no fue educado naturalmente para ello. Mucho menos si no tiene las posibilidades materiales y concretas de hacerlo.
Insisto, por último, con el control que genere una responsabilidad y obligación. De lo contrario, el dinero irá a otros destinos y la iniciativa perderá totalmente el efecto buscado.
Docente

Transformar la herencia cultural
El análisis de Laura Lago
Ya lo decían los franceses de la revolución de 1789: Igualdad, fraternidad, libertad. En ese entonces, y antes de que triunfara y fracasara para siembre aquella planeada y caótica insurrección, no todos los hombres eran ciudadanos con pleno derecho. Esa condición ausente describía a amplísimos sectores populares que eran vistos por sus opresores como brutos, vulgares y de ocios poco refinados. Hoy se sabe que la cultura que se tiene no se elije sino que se hereda. Aunque también se sabe que se transforma.
El gobierno de Brasil pretende reformar y transformar la ly que regula y compete a la cultura con un proyecto que incluye la promoción y subvención de emprendimientos artísticos culturales; contempla la rentabilidad económica de las iniciativas y dispone la accesibilidad de franjas históricamente apartadas del derecho a los bienes culturales de su entorno con una inversión de dinero para que 12 millones de trabajadores, ex indigentes, puedan consumir arte. En este marco de ley, la Bolsa Cultura con sus 50 reales (82 pesos) para gastar en libros, cines o teatro está pensada para romper con el apartheid cultural.
La relación del hombre con el arte no es de índole estomacal, eso está claro. Pero responde a la necesidad esencial de conocimiento del ser humano por aquellas verdades que le son necesarias. Tal vez este espíritu sea el que se ha colado en la letra de la ley. Y 12 millones de "felices" explotados vayan con su Bolsa Cultural a descubrir que el vacío de sus angustias es idéntico a la espesa niebla que oculta horizontes simbólicos mucho más amplios que aquellos a los que la miseria los condena. Ignoro con qué verdades se encontrarán estos brasileños de la Bolsa. Sea el que sea el beneficio para la nación entera, será mayor que la inversión en dinero que le habrá costado.
Actriz. Profesora de teatro

El aquí y ahora de las decisiones
El análisis de Miguel Russo
Como si se tratara de una broma tonta, se podría decir que los funcionarios deben, como primera medida, funcionar. Es que me llama la atención que, invitados a participar de esta sección con una nota disparadora como lo fue la decisión del gobierno brasileño de fomentar la cultura, algunos funcionarios hayan respondido con la evasiva de “tener que interiorizarse más en el tema para poder opinar”. La nota del diario El País (y se reproduce) que se les envió es lo suficientemente clara como para tomar una posición al respecto. Salvo que esos funcionarios supongan que el orden establecido (ése en el cual pueden creerse dueños de un poder divino y atemporal) debe seguir de esa manera sin ningún modificaciones. En los años ‘90 se mintió a la sociedad diciéndole que el Estado debía desligarse de responsabilidades y dejárselas al Mercado. En Brasil creen que no, que es, justamente el Estado el que debe recomponer la relación hombre-cultura. Recomponerla para que el Mercado no siga taponándolo todo con su telebasura (y su música, su literatura, su cine, su teatro basura). El gobierno argentino no está lejos de querer recomponer esa relación. Sólo falta que algunos funcionarios se hagan cargo de dónde están y funcionen. Sin dejar pasar más tiempo para recapacitar si sí o si no.
Editor de Cultura de Diagonales

2 comentarios:

  1. Yo digo que si existen divisas extras en la banca del estado, muy bien, pero si no hay cosas mas basicas en donder gastar el presupuesto nacional.

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  2. Es una política adecuada , aunque no suficiente, sabido es _ existen estudios estadisticos norteamericanos de los 60 , que indican que a más inversión en cultura más desarrollo económico, más generación de empleos, y ES UN GASTO BÁSICO, si queremos desarrollar a nuestro pueblo para que no sólo viva de " pan y circo( futbol)" y sea con el tiempo capaz de elegir mejores gobernantes, usando el pensamiento crítico que la " cultura" ayuda a potenciar.

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